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Cambia tus hábitos de consumo sin darte cuenta.

Vivimos en una sociedad de consumo donde se valora mucho estar siempre a la última tanto en tecnología como en moda como en gadgets o muebles para el hogar… Esto nos empuja, muchas veces, a consumir de forma compulsiva comprando ropa que no necesitamos, trastos de decoración que no sirven para nada, etc. Y descuidamos lo que sí nos hace falta, adquiriendo bienes baratos de baja calidad que nos sacan del apuro pero no son una solución a largo plazo.

Cambiar todos nuestros hábitos de golpe es difícil y puede generar un gran estrés. Además, salvo que tengas un pozo de dinero importante, la realidad es que no suele ser posible sustituir absolutamente todo lo que tienes por alternativas sostenibles (y, sinceramente, tirar cosas que aún se pueden usar por “malas” que sean tampoco es muy sostenible que digamos). 

Lo mejor es empezar por limitar tus compras y hacer una lista con las cosas que te hacen falta. De esta forma evitarás comprar cosas de forma compulsiva y te centrarás en cubrir una necesidad real. Esto es aplicable a la lista de la compra del supermercado pero también sirve para controlar el consumo en época de rebajas.

Compra en negocios locales.

Una vez que sabes lo que necesitas, no te lances a comprar lo más barato que hay en el bazar de la esquina o en la multinacional más cercana. Lo más probable es que este producto te dure muy poco tiempo en buenas condiciones y tengas que renovarlo otra vez.

Seguramente exista una tienda local, sin salir muy lejos de tu barrio, especializada en el tipo de producto que estás buscando donde puedan asesorarte para adquirir uno de buena calidad que durará mucho más tiempo. Con este gesto estarás reduciendo residuos a medio plazo y, además, colaboras a mantener abiertos los negocios de tu entorno que dan vida al barrio, el pueblo o la ciudad en la que vives.

Si, por comodidad, prefieres comprar online, busca marcas nacionales que tengan su producción en fábricas locales. Está claro que muchas opciones de calidad y sostenibles no llegan a la tienda física o puede que simplemente no tengan un punto de venta en tu zona, por lo que la opción online sería la más viable para poder adquirirlas. 

Desde Zeco estamos trabajando para conseguir puntos de venta física en los que puedas adquirir nuestros colchones a la vez que colaboras con tiendas locales igualmente comprometidas con el medio ambiente.

Repara antes de comprar algo nuevo.

Otra buena forma de reducir residuos es tratar de reparar aquello que se nos ha roto. Muchas veces, bien porque es un producto barato o asequible o bien porque ya lo consideramos obsoleto, cuando se nos estropea algo inmediatamente descartamos esta opción.

Los pequeños electrodomésticos del hogar son una buena prueba. ¿Alguna vez has intentado reparar alguno o has ido siempre a sustituirlo por otro nuevo? ¿Cuántas veces has sustituido este aparato en los últimos años? Si ya era inicialmente de baja calidad, probablemente lo cambias porque “sale más a cuenta comprar otro nuevo”. Esto es habitual si el producto que tenías era barato y vas a sustituirlo por uno de igual precio y calidad. Sin embargo, si tu producto era de una gama superior, probablemente siga siendo muy buen producto y con una reparación podrías evitar renovarlo durante algunos años más, evitando el residuo y un gran gasto.

En caso de que tu producto sea barato y se haya roto sin muchas probabilidades de reparación, considera la opción de comprar uno de mayor calidad esta vez, asegurándote de que existen talleres que lo puedan reparar.

Dale una vuelta a lo que ya tienes.

Seguro que te planteas cambiar cosas de tu hogar cada poco tiempo porque se han quedado desactualizadas o te aburres de verlas. Y además, no dejas de ver publicaciones en redes con entornos muy modernos y ese mueble que compraste cuando estaba de moda hace 10 años ya no encaja en tus nuevos gustos.

¿Sabes que se puede transformar? Hoy en día hay un montón de tutoriales para cambiar tus muebles y hacerlos más modernos sin tener que comprar nuevos. Les das una nueva imagen y es como estrenar muebles, pero sin generar el residuo de un mueble entero que aún podía usarse.

Si no te gusta o no tienes espacio para transformarlo en casa, existen pequeños talleres que te hacen el trabajo, con el aliciente de que el resultado será personalizado y exclusivo. ¡No podrías comprarte un mueble nuevo igual!

Prueba a intercambiar.

Si ya no lo necesitas, es probable que otra persona sí. Antes de tirar un mueble o una prenda de ropa, busca si hay lugares donde puedas donar estos productos o véndelos a través de tiendas o plataformas de segunda mano.

Y esto funciona en ambas direcciones, igual lo que tú necesitas hay alguien que lo está vendiendo cerca de ti, ahorrando la necesidad de fabricar un producto nuevo cuando ya existe uno que puedes usar.